He estado pensando
miles de formas distintas de empezar este texto. Probé a utilizar frases de
famosos, intenté emplear metáforas, escribí utilizando diferentes estilos… pero
ninguna me terminaba de convencer. Finalmente me decanté por coger alguna
definición de la palabra sueño. Ya sé que es muy típico, pero no es un mal
recurso cuando no sabes por dónde comenzar.
La palabra que busqué
fue «sueño». Los primeros significados estaban relacionados con el acto de
dormir, pero tras seguir leyendo me encontré con las siguientes definiciones:
«Cosa que carece de
realidad o fundamento, y, en especial, proyecto, deseo, esperanza sin
probabilidad de realizarse» (RAE)
«Proyecto, deseo,
esperanza sin probabilidad de realizarse» (Wordreference)
«Suceso, proyecto,
aspiración o cosa que se anhela o se persigue pese a ser muy improbable que se
realice y en el que se piensa con placer» (Google)
Ya sé que las tres son
prácticamente iguales, aun así leedlas varias veces. No tardareis en daros
cuenta de que todas dicen que los sueños son cosas «improbables» o «sin
probabilidad de realizarse». Nada más ver esto, pensé: «¡A la porra los
diccionarios! ¡Esto no es verdad!».
Todos tenemos sueños,
incluso tú que estás leyendo este post. ¿Cuál es tu sueño? ¿Ganar la lotería? ¿Dar
la vuelta al mundo? ¿Ser famoso? ¿Tener un unicornio que lance rayos laser por
los ojos? Pues tu sueño, por muy difícil que sea, puede hacerse realidad.
(Excepto para los que quieran el unicornio que lance rayos laser por los ojos.
Creo que lo vuestro sí que es complicado.)
—Entonces, ¿cuál es tu
sueño? ¿Por qué no estás echando todo este discurso?
—Esa es una buena
pregunta, voz anónima. Todo empezó cuando tenía unos doce años y…
—Si vas a contarme tu
vida, me largo. Tengo mejores cosas que hacer que seguir leyendo esto.
—¡Espera! Vale, vale… Seré
breve.
Mi sueño es ser
escritora. Siempre me ha gustado leer, pero me encanta escribir. De hecho, si
pudiese me dedicaría únicamente a crear historias. Pero ni los escritores más
famosos (sin contar con algunos como J.K. Rowling o ya tirando por lo nacional
a Laura Gallego), son capaces de vivir con sus libros. Algunos son profesores,
periodistas, publicistas, abogados… y la lista sigue.
También hay otros
autores que nunca llegan a tener tanta repercusión. Sus libros se publican,
pero nunca alcanzan la visibilidad que pueden tener escritores de la talla de
John Green, Dan Brown, Stephen King, Gabriel García Márquez…
—¡Me aburroooooooooo!
—Lo pillo, lo pillo... Ya
estoy acabando.
Hace poco he conseguido
dar un paso más para hacer ese sueño realidad. De momento no diré nada, pero no
tardareis en saberlo.
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